Por: María Javiera Aldunate RuizPsicopedagoga

“Nos vamos conectando con lo realmente esencial de la vida, y en especial con nuestro género…con el ser mujer, de manera simple y natural, sin forzar las cosas.”

Difícil pregunta, ¿cierto? la verdad es que no creo que sea una difícil pregunta, cuando nos sentamos a respirar hondo y profundo, y nos vamos conectando con lo realmente esencial de la vida, y en especial con nuestro género…con el ser mujer, de manera simple y natural, sin forzar las cosas, y miramos nuestras raíces y orígenes, y es cuando me sitúo yo, como madre de dos pequeñitos, como esposa enamorada del mismo hombre hace más de veintitrés años, y como profesional que suspiro día a día con mi rol de psicopedagoga, quizás una locura estar en varias funciones, pero quizás no, cuando lentamente voy entendiendo con el pasar de los años, que por más agobio y exigencias que la vida me presenta, también me va mostrando un camino, que me conduce día a día a la entrega de un abrazo cariñoso a quienes quiero, y la humilde posibilidad de instalar espacios de reflexión en jóvenes y adultos, de mirar y entender con cautela y pausa, las razones por las cuales no siempre podemos lograr nuestra anhelada felicidad…quizás sólo síntomas, de que estamos perdiendo nuestra capacidad de vivir la vida con lo básico, cambiándola por vidas de gran exigencia y necesidades…entonces, ¿es problema de esta década la escases de felicidad?, o problema de nosotros mismos que cada día vamos requiriendo de vidas muy adornadas…

 

Hoy le pregunto a mi hijo mayor, qué ha sido lo mas lindo de las vacaciones, y me dice: “regalonear todos juntitos” y no es más que eso, poder resguardar tiempos en familia, cuidando uno de los tesoros más grandes que la vida nos ha entregado, poder comunicarnos y cultivar el gusto por conversar mirándonos a los ojos, comprendiendo en verdad a la persona que tenemos en frente. Leer más

 

En mi oficio de psicopedagoga, veo día a día que mi mejor estrategia, es escuchar a mis chiquillos cuando llegan a la consulta, después de un largo día, hacerlos sentir especial…hacerlos sentir personas importantes, y querer involucrarme en su día a día…ser parte de su historia por el tiempo que sea necesario, y cuando ellos se sienten acompañados y escuchados, es cuando logramos la magia, y todo mejora…simplemente por la capacidad de conexión con el otro.

 

En fin, podrán venir muchas décadas nuevas, pero creo que en la medida que no perdamos de vista lo esencial, cultivando día a día relaciones cariñosas y conectadas, seremos como un viejo roble, grande y robusto, que nada derribará.

 
 

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