VDS Chicureo

COLUMNA MARCA PROPIA

¿Somos Viejos de Mierda?

El otro día me metí a FaceApp para ver cómo me vería de viejo y no fue tan terrible. Menos pelo, más arrugas, pero esencialmente el mismo tipo. Claro, algunos dirán que es porque ya soy bastante mayor y entonces el cambio no es mucho, pero ahí está la gracia: hoy soy una persona en plena actividad laboral y el de la foto de FaceApp es un señor ya jubilado y con todo el tiempo libre.

Por Juan Claudio Edwards

MsC · Consultor de Marcas

 

Entonces me puse a pensar respecto a estos viejitos que somos o seremos en un tiempo más (mal que mal el dicho dice que “hay que pasar agosto”). Según el último estudio de la OMS, Chile es el país con mayor esperanza de vida de Sudamérica y apenas segundo en Latinoamérica: 79.5 años. Si sacamos algunas cuentas básicas, una vez jubilados los hombres pasaremos 14.5 años de Tercera Edad y las mujeres, 19.5 años para que te den el asiento en el metro, te hagan rebajas en el cine y puedas estacionar en lugares preferentes. Durante todos esos años descansaremos de toda una vida de trabajo, esfuerzos, educación de hijos y construcción de familia. IMAGEN DE MARCA ¿SOMOS VIEJOS DE MIERDA? Pero eso es lo que se supone. No la realidad. No voy a meterme en las escuálidas jubilaciones que tendremos ni en los achaques de salud que vendrán, sino en algo aún más crucial: ¿querremos o podremos dejar de ser “protagonistas” de nuestra vida para pasar a ser “actores de reparto”? Aquí hay dos factores a tener en cuenta:

 

1) Como vivimos más (y por tanto en mejores condiciones físicas y mentales que nuestros antepasados), a los 60 o 65 años estamos activos y no nos sentiremos viejos y, por tanto, retirarnos a “los cuarteles de invierno” no es una alternativa para muchos de nosotros.

 

2) Dejar el protagonismo implica, necesariamente, que otro más joven toma tu lugar; pero estando activos y lúcidos ¿creemos de verdad que otros (incluyendo nuestros hijos) lo pueden hacer mejor que nosotros? He conversado estos temas con muchos que ya están la “Tercera Edad oficial”, y la inmensa mayoría piensa que la generación que nos sigue estámenos preparada “para la vida” de lo que estuvimos nosotros a su edad. Estos comentarios tienen bastante sentido si se piensa que muchos jóvenes-adultos de hoy retrasan su independencia total de los padres pasados los 30 años. A esto hay que agregar que muchos “viejos” tienen que seguir ayudando económicamente a sus “hijos independientes”, y si lo hacen, no pueden dejar de ser protagonistas. Pero el gran problema, el de verdad complejo, es que para esos jóvenes (grandes, adultos, formados), la manera de ser de sus padres es anticuada, retrógrada, añeja. “¡No entiendes nada, vieja!”; “se nota que no cachai”; “eso era en tu tiempo, papá… ahora no!”. O sea, unos viejos de mierda. Lo que no entienden estos muchachones es que 20 años después de que sus padres jubilen oficialmente y –según las estadísticas– se mueran, muchos de esos “jóvenes” pasarán a ser de la Tercera Edad.

 

¿Serán ellos también unos viejos de mierda? La verdad, no lo creo. Pero quizás es porque estoy muy viejo.

 
 

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