No más comida a la basura: un llamado a cambiar nuestros hábitos
Cada año, millones de toneladas de alimentos terminan en la basura mientras millones de personas siguen pasando hambre. Reducir el desperdicio es un acto urgente de conciencia, sostenibilidad y solidaridad.
El desperdicio de alimentos es un problema silencioso, pero de gran magnitud. Según la FAO, cerca de un tercio de la producción mundial se pierde antes de llegar al plato. En Chile, cada persona bota más de 100 kilos de comida al año, lo que equivale a más de 5 millones de toneladas que terminan en vertederos.
Las consecuencias van mucho más allá de lo económico. Cada alimento que se desperdicia representa agua, energía y recursos naturales usados en vano. Además, al descomponerse, los residuos generan gases de efecto invernadero, contribuyendo directamente al cambio climático.
Buena parte de este problema ocurre en los hogares, donde el consumo apresurado, la falta de planificación y el desconocimiento sobre la conservación de los alimentos llevan a que muchos productos terminen en la basura antes de ser aprovechados.
Pequeñas acciones que hacen la diferencia
- Planifica tus compras: evita adquirir más de lo que realmente necesitas.
- Organiza tu refrigerador: pon a la vista lo que está próximo a vencer.
- Aprovecha las sobras: reutiliza los restos en sopas, guisos o salsas.
- Congela a tiempo: frutas, verduras o carnes pueden conservarse por semanas si se almacenan correctamente.
- Prefiere productos locales y de temporada: son más frescos, duran más y tienen menor huella ambiental.
Cada gesto cuenta. Desde organizar la despensa hasta planificar el menú semanal, todos podemos ser parte de la solución. Reducir el desperdicio de alimentos no solo cuida el planeta, también protege nuestra economía y fomenta una alimentación más consciente y equilibrada.






