Juan Claudio Edwards
El día de la Mujer nace el 8 de marzo de 1975
El día de la Mujer fue instaurado por Naciones Unidas como una celebración a la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos.
Sin embargo sus orígenes datan de 1848, cuando las estadounidenses Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregan a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres, en Estados Unidos.
Pero como todo movimiento social, las cosas no fueron fáciles ni aisladas. El clamor femenino (y ojo: también de muchos hombres) traspasó fronteras y en distintas partes del mundo las mujeres salieron a la calle.
En New York, en 1908 se produjo una gran marcha de mujeres (se estima que cerca de 15.000 personas) pidiendo menos horas de trabajo, mejores salarios y derecho a votar.
Ya en 1901, en Barcelona las marchas de mujeres era pan de cada día, con muertes, apaleos y cárcel para las protestantes.
En 1910, durante la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague (Dinamarca), la comunista alemana Clara Zetkin sugirió la idea de conmemorar un día de la mujer a nivel global. La idea fue aprobada en forma unánime.
Un año después, el 19 de marzo de 1911, se celebra el primer Día Internacional de la Mujer, reuniendo a más de un millón de personas en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.
Entonces, ¿por qué el día de la Mujer se celebra el 8 de marzo? Y aquí es donde entra a jugar la historia, la política y… la Primera Guerra Mundial.
En 1917 (en plena Primera Guerra), y como reacción a los millones de soldados rusos muertos, las mujeres de ese país vuelven a salir a las calles bajo el lema “pan y paz”. La huelga buscaba la abdicación del zar Nicolás II, la que se produce el 15 de marzo de ese año.
Y como todo comenzó con esa gran protesta y huelga femenina (a la que se unieron los obreros metalúrgicos rusos), se decide consagrar ese día como el Día Internacional de la Mujer: el 8 de marzo.
La historia es fascinante!… sin embargo, en lo personal tengo sentimientos encontrados con el “Día de la Mujer”. En lo concreto, para mí todos los días son el Día de la Mujer… ¿por qué circunscribirlo sólo a un día (o un mes)? ¿Qué sería de la humanidad sin las mujeres? (y no piensen que me he vuelto fan de Arjona, no, por favor!).
Personalmente, creo que las mujeres son, por lejos, más determinadas que los hombres; más valientes (si nosotros tuviéramos que parir, la raza humana se habría extinguido hace siglos!); más trabajadoras; más inteligentes, más comprensivas y… más lindas.
Además, tengo la enorme suerte de tener el mejor de los mundos: una mujer que amo, tres hijas que son mi orgullo, tres hermanas geniales y una madre que en su vejez, me sigue aconsejando con su sabiduría.
Si vamos a la definición de la RAE (Real Academia de la Lengua Española), “El feminismo es un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres” … Y si así lo entendemos, entonces, definitivamente soy feminista…
Pero confieso que me pasa algo con algunos “movimientos feministas”. Esos que, en vez de luchar y exigir sus derechos, lo que buscan es denostar al hombre como sexo; esos que si dices que las mujeres son lindas (como lo acabo de decir), te agreden y tratan de misógino; esos grupos que buscan la supremacía femenina y no la igualdad entre géneros; esas que si se habla de mujeres, nosotros los hombres no podemos opinar. Quizás es la manifestación máxima de la teoría del péndulo, esa que plantea que “como hemos sufrido por siglos, ahora les toca a ellos sufrir”.
Sí, comprendo y empatizo con la lucha por ser reconocidas; sí, soy feminista tal como lo platea la RAE; sí, estoy orgulloso de las (y mis) mujeres; sí, las admiro y encuentro lindas (por dentro y por fuera); sí, creo que merecen celebrar por ser mujer, pero no un día ni un mes, porque, a lo menos yo, las celebro ayer, hoy y mañana.
¡FELICIDADES MUJER!